¿Qué es el herpes zóster?

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El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una enfermedad dolorosa causada por el virus de la varicela zóster, el mismo que provoca la varicela durante la infancia.

Después de haber tenido varicela, el virus permanece inactivo en el organismo y puede reactivarse años después como herpes zóster.

Se estima que el 99% de los adultos mayores de 50 años han tenido varicela alguna vez en su vida, por lo que tienen riesgo de desarrollar herpes zóster.

Esta enfermedad suele manifestarse como una franja de ampollas dolorosas en un solo lado del cuerpo, generalmente en el tórax, la espalda o el abdomen.

 

¿Cómo se siente el herpes zóster?

El dolor del herpes zóster puede variar, pero muchos pacientes lo describen como:

  • Una descarga eléctrica (51%)
  • Una sensación de fuego que penetra la piel (76%)
  • Pinchazos o espinas que chuzan la piel (60%)
  • Un dolor punzante, como si enterraran un sacacorchos (59%)

Además, pueden presentarse otros síntomas como:

  • Ardor o picazón intensa
  • Escalofríos
  • Fiebre
  • Malestar general
  • Dolor de cabeza

¿Quiénes están en riesgo?

  1. Personas que hayan tenido varicela

El virus permanece “dormido” en los nervios después de la varicela y puede reactivarse años más tarde.

Importante: el contacto con una persona que tiene herpes zóster no reactiva el virus en otra persona, pero sí puede causar varicela en alguien que nunca la haya tenido.

  1. Adultos mayores de 50 años

El riesgo de padecer herpes zóster aumenta con la edad, debido al debilitamiento natural del sistema inmunológico.

  • Es más común a partir de los 50 años
  • Las complicaciones graves se presentan con mayor frecuencia desde los 60 años
  • 1 de cada 3 adultos desarrollará herpes zóster en algún momento de su vida
  • Personas con el sistema inmunológico comprometido
  • El riesgo también es mayor en quienes:
  • Toman medicamentos inmunosupresores
  • Viven con VIH, diabetes, cáncer u otras enfermedades que debilitan las defensas

Complicaciones del herpes zóster

 

Aunque no suele ser mortal, el herpes zóster puede causar dolor intenso y secuelas a largo plazo si no se trata a tiempo.

 

🔹 Neuralgia postherpética (NPH)

Es la complicación más común, presente en el 9% al 45% de los casos.

Provoca un dolor crónico en los nervios y la piel, incluso después de que las ampollas desaparecen.

Puede durar meses o años y no tiene cura definitiva. El riesgo de desarrollarla aumenta con la edad.

 

🔹 Herpes zóster ocular

Ocurre cuando el virus afecta los ojos (entre el 10% y el 20% de los casos).

Puede causar:

  • Cicatrices permanentes en el ojo
  • Glaucoma
  • Pérdida de visión
  • En casos graves, ceguera

🔹 Herpes zóster ótico (Síndrome de Ramsay Hunt)

En algunos casos, el virus se reactiva en el sistema auditivo, causando:

 

  • Pérdida de audición
  • Dolor facial intenso
  • Vértigo
  • Tinnitus (zumbido en los oídos)
  • Parálisis facial parcial o completa

 

Tratamiento

Aunque no existe una cura definitiva, el tratamiento médico puede reducir la duración y severidad del brote.

Los antivirales (como aciclovir, valaciclovir o famciclovir) son más efectivos si se inician dentro de los tres primeros días tras la aparición de las ampollas.

 

Además:

Los analgésicos ayudan a aliviar el dolor.

Compresas frías, loción de calamina y baños de avena pueden calmar la picazón y el ardor.

Si sospechas que podrías tener culebrilla, consulta de inmediato a tu médico.

¿Se puede prevenir?

Sí.Hoy existen vacunas seguras y efectivas que reducen significativamente el riesgo de desarrollar herpes zóster y sus complicaciones.

Consulta con tu profesional de la salud sobre la vacunación preventiva y las recomendaciones adecuadas según tu edad y estado de salud.

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